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martes, 7 de agosto de 2012

UNA PEQUEÑA HISTORIA DE AMOR COMO HAY MUCHAS



PURA MECÁNICA






Todos los lunes esperaba con ansiedad el momento del encuentro.

Se le hacía eterno el tiempo que transcurría entre la salida de su garaje, en el centro de la ciudad y la llegada a la pequeña carretera del extrarradio que le conduciría a su presencia.

Por eso, aún a riesgo de ser sorprendida por alguna pareja de los motoristas de tráfico, aceleraba hasta alcanzar unos puntos de velocidad realmente arriesgados.

Pero, una vez juntos, sentía cómo, tras ser penetrada, se derramaba en su interior aquel licor divino que le devolvía la vida que, en el entreacto larguísimo de una semana, casi la había abandonado.

Es cierto que era una relación únicamente posible previo pago del servicio.

Pero, en el fondo, en cierto modo, se podría pensar que era casi una forma de amor.

No estaba segura de que los demás compartiesen esa opinión, pero, después de todo ¿Por qué no pueden amarse una motocicleta y un surtidor de gasolina?





Jorge Mato Huelves





Guadalajara 19 de noviembre de 2007


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